Hacía un buen día de verano, la marea estaba muy baja, así
que fui a mirar a una playa a la que solo suelo ir en invierno, pero resulta
que me esperaba una buena sorpresa. Baño corto pero muy divertido, se ve que
llegue justo en el punto de marea porque 45 minutos después, no quedaba rastro
de la ola.
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