Solo suelo ir a Sabón cuando casi no hay mar, pero hoy la
marea me cuadraba fatal para otras playas y tampoco daban demasiado mar, así
que allí me fui. Cuando llegué había dos en el agua y no me lo pensé, al llegar
a la orilla ya me di cuenta de que estaba mucho más potente de lo que parecía,
me costó un mundo llegar hasta el pico y me comí un montón de series con un par
de lavadoras incluidas, pero me llevo siete o ocho olazas para recordar unas cuantas
semanas.
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