EL domingo me disponía a madrugar y a darme un baño largo y
bueno. Sonó el despertador, lo apagué, me di la vuelta y seguí durmiendo. Cuando
desperté aun no era demasiado tarde para salir corriendo a darme por lo menos
un bañito corto. Al llegar a la playa me
cambié y para dentro, para mi sorpresa
no estaba como había calculado, salía alguna que otra buena pero había que
pelearlas mucho y tardaban bastante. Más tarde charlando en el pico me enteré
de que se había empezado a funcionar un poco, justo cuando yo llegué. ¡Al final
fue una suerte quedarme dormido!
No hay comentarios:
Publicar un comentario