Pero cada vez que remontaba, miraba hacia el otro lado a ver como se iba poniendo. ¡Y se estaba poniendo épico! Me quedaban dos opciones: quedarme con las ganas o remar directamente hasta allí cruzando la playa de punta a punta y luego volver otra vez hasta la furgo. Está claro lo que hice. Al llegar me di cuenta de que estaba exhausto pero no equivocado. Recobré el aliento y disfruté de unas derechas grandes y perfectas aunque algo saturadas de gente el resto del baño. P.D. El corchopan en condiciones potentes y mucha velocidad se vuelve bastante inestable, aunque aguantó de sobra en condiciones épicas...
El pico de la ria al entrar:
En el espigón al salir:
No hay comentarios:
Publicar un comentario