Porque la realidad es que hoy no había olas, llegaba una serie tobillera muy de vez en cuando. Pero como ya estaba allí y también estaba Cesar...pues sin dudarlo nos fuimos charlando para el agua. Poco a poco las olas aumentaron una pizca de tamaño, por lo menos el suficiente para disfrutar deslizandose tranquilamente hasta la orilla. O eso nos parecio a nosotros!!!
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