El domingo me di un buen madrugón pero es que la ocasión valía
la pena. Mientras el resto de mi familia dormía yo ya estaba remando hacia al
pico emocionado al ver lo que me esperaba... A pesar del viento y de una
corriente que te obligaba a estar remando todo el tiempo me di un gran y largo
baño, de los más largos que recuerdo últimamente, entre el primero cuando la
marea aún estaba demasiado baja y me fui de los últimos cuando apenas ya ni
quedaban olas ni a mi fuerzas. Y aun llegue para desayunar con la familia Un
gran domingo de surf.
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