Una mañana muy especial para mí, una mini sesión con mi hija
mayor, que por fin se animó a probar. Aunque con algo de miedo la ayudé a
llegar al pico y cuando llego la primera serie, la empuje en su primera
ola...tuvimos la gran suerte que consiguió a la primera ponerse de pie e ir en
la espuma hasta la orilla. Después cogió
alguna más y se cayó un montón de veces, pero esa primera ola hizo que ya diera
igual caerse, porque había probado la sensación de deslizarse sobre la ola y quería
sentirla de nuevo. Al final tuve que obligarla a salir del agua tiritando y
preguntando cuando podía volver... ¡Cuando quieras!, le contesté con una
gran sonrisa.
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